un edificio

con historia

Moyano 20 historia

Ventura Seco (1738)

El actual nombre de la calle tiene su origen en el Pleno del Ayuntamiento de Valladolid de 30 de enero de 1902, en el que se cambia su nombre tradicional de calle Alfareros por el del zamorano Don Claudio Moyano y Samaniego, rector de la Universidad de Madrid en 1850, y Ministro de Fomento en tres ocasiones.

Pérez de Rojas (1863)

A partir de 1862, el arquitecto municipal Martín Saracíbar propone un gran plan para reordenar la entonces Plazuela del Rastro, soterrando definitivamente el ramal del Esgueva desde la actual plaza de Madrid.

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Detalle del plano de Pérez Rozas, 1863.
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Detalle del plano de Ventura Seco (1738) en la copia de Agapito y Revilla de 1901 donde se ve la configuración de la zona antes del soterramiento del río Esgueva.

La actual Calle de Claudio Moyano se llamó antes de Alfareros como indica Agapito y Revilla en su libro Las calles de Valladolid (Valladolid, 1937. Ed. Fác. Maxtor, Valladolid, 2004) y constituía límite de la segunda cerca de la Villa, estando integrada dentro del llamado Barrio de Santa María.

PROYECTO ORIGINAL DE 1916​

Fachada del proyecto de ampliación de la casa del arquitecto Manuel Cuadrillero de 1916. La reforma de la casa que nos ocupa, consistía en aumentar el fondo de la edificación y elevar una planta completa al edificio.

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Proyecto de ampliación de la casa del arquitecto Manuel Cuadrillero de 1916.
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Hipótesis gráfica de los distintos recintos cercados de la ciudad histórica.

El actual nombre emana de sesión del Pleno del Ayuntamiento de 30 de enero de 1902, en la que se la denomina con el nombre del zamorano Don Claudio Moyano y Samaniego, doctor en derecho por la Universidad de Valladolid, Catedrático de la misma, capitán de la milicia, Alcalde en 1841, rector de la misma Universidad y diputado en Cortes por nuestra provincia. Además, rector de la Universidad de Madrid en 1850, y Ministro de Fomento en tres ocasiones.

Desde el punto de vista de la conformación de la trama urbana, hay que pensar que en Valladolid, como en el resto de los núcleos urbanos, convivieron desde la Reconquista las minorías religiosas musulmanas y judías con los cristianos. Esta frágil convivencia se logró ejerciendo sobre ellos medidas férreas de control en cuanto al pago de impuestos, vestimenta, distintivos o segregación espacial para garantizar el orden público.

 

A finales del siglo XIV esta tensa convivencia estalló y la intolerancia se extendió por Castilla. En medio de esta nueva situación se encuadran los Ordenamientos de la reina Catalina de Lancaster de 1412 que restringían el asentamiento de estos grupos religiosos diferenciados, aislándoles del resto de los habitantes cristianos y que en Valladolid dio lugar a una nueva situación social que generaría también cambios significativos en la actividad alfarera, propia de la minoría musulmana.

La comunidad musulmana, a raíz de esta nueva orden abandonó su antiguo asentamiento y se estableció en 1414 en una zona de huertas que arrendó previamente al cabildo de la Colegiata de Santa María. Se situaba al sur de la villa, delimitada por las tapias del convento de San Francisco al norte, la calle Olleros al este, la ronda de la muralla al sur y la calle de la Puerta del Campo al oeste (lo que son hoy las calles Montero Calvo, Duque de la Victoria, Claudio Moyano y Santiago, respectivamente). Como relata Agapito y Revilla (2004), “Aljama de Moros… Este barrio de Santa María tuvo su principio en 1414, que la aljama de los Moros tomaron a censo perpetuo una media huerta con su noria, que Theresa Sánchez había dado al Cabildo… y en ella fabricaron casa los Moros para vivir en esta Villa con ciertas condiciones… el pago de quarenta florines, en cada un año, de buen oro…”

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Restos arqueológicos de la mezquita musulmana del siglo XV en la calle Claudio Moyano 5.

La zona de huerta fue urbanizada en retícula en torno a dos calles principales, las conocidas hoy como de La Alegría y Santa María. Y con otras perpendiculares a ellas entre las que se conservan la de Alcalleres y Menéndez Pelayo. Construyeron viviendas, talleres y también edificios de uso comunal, como mesones, carnicerías o la mezquita, hoy día descubierta en el solar en construcción del nº 5 de la misma calle de Claudio Moyano. Además, establecieron un cementerio nuevo próximo a su nuevo asentamiento, fuera de la ciudad junto a la Puerta del Campo, puesto que el usado hasta entonces, en el entorno de la iglesia de San Pedro, estaba muy alejado de su nueva zona de reclusión.

Esta situación cambió a raíz de la Pragmática de bautismo que promulgó Fernando el Católico en 1502. Por ella eran obligadas las minorías religiosas a bautizarse, hecho por el que la morería desaparecería como tal, puesto que ya no existirían minorías religiosas. Así esta zona fue abandonándose y el acuerdo con el cabildo perdió validez.

En 1610 los moriscos fueron finalmente expulsados de los reinos hispánicos y por tanto las morerías fueron definitivamente abandonadas. Así sucedió con la del barrio de Santa María, aunque ya desde 1506 la mayoría de las casas y por supuesto la mezquita, estaban arruinadas.

Haciendo un recorrido por la planimetría antigua de la ciudad y centrándonos en la actual calle de Claudio Moyano, podemos ver la evolución del trazado urbano y el momento de la construcción del inmueble que nos ocupa, ya que dicho trazado se ha mantenido casi íntegramente hasta nuestros días.

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Plano de la entrada a la Ciudad por la Puerta del Campo en 1776. Ministerio de Cultura.
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El barrio de Santa María en el plano de Diego Pérez de 1788. (En rojo, indicación de las casas objeto del proyecto).
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Detalle del plano de Ventura Seco (copia de Agapito y Revilla de 1901) con posible indicación de la casa entonces existente en el solar objeto de este proyecto.
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AMVA. Expediente C 00395 – 098 PL. Expropiaciones y delimitación del encuentro de la calle Alfareros con Santiago y tasación del Arco para su demolición. 17 de febrero de 1864.

Así, Ventura Seco (1738) refleja algunas construcciones delante del Puente del Rastro que aparecen también en los planos del siglo XIX; también lo hace Teodoro Otermin en 1826 y Pérez Rozas en 1863; este último marca las curvas de nivel marcadas por las terrazas del Esgueva que se han podido registrar en la excavación arqueológica realizada y que sin duda condicionaban en cierta medida las posibilidades de construcción en esta zona.

 Aunque en el plano se ve, en cierto modo, completada la manzana hasta al menos la actual plaza de Zorrilla, entonces aun zona ambigua ocupada por el puente, en el que su lado derecho ya está ocupado por edificio, y Puerta del Campo o Arco de Santiago, construida primero en el siglo XIV, y reconstruida después por Diego de Praves, arquitecto de la obra de la Catedral, y rehecha finalmente por su hijo Francisco en 1626, para ser demolida desgraciadamente el 29 de agosto de 1864, dentro de las operaciones urbanísticas que terminaron con la definición urbana de lo que hoy conocemos como la Calle Claudio Moyano.

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Detalle del plano de Teodoro Otermín de 1826.
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Detalle del plano de Pérez Rozas, 1863.
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Detalle del plano de Pérez Rozas, 1863. El edificio actual se corresponde con los números 26 y 28 de la antigua calle de Alfareros.

A partir de 1862, el arquitecto municipal Martín Saracíbar propone un gran plan para reordenar la entonces Plazuela del Rastro, soterrando definitivamente el ramal del Esgueva desde la actual plaza de Madrid, derribando el edificio del Matadero que se encontraba detrás de las casas de la entonces calle de Alfareros, y procediéndose a lotificar los terreno resultante, como se ve en el adjunto plano redactado por dicho arquitecto que ya nos presenta una edificación de planta regular y una ordenación del trazado de la calle, además del soterramiento del Esgueva con diversas secciones de bóvedas.

En la fotografía de 1877 de la zona del Rastro, pueden verse algunos elementos tal y como aparecen en el plano anterior, en especial el edificio del Matadero municipal ocupando la parte izquierda de la foto, estando nuestro edificio justo a partir de ese borde izquierdo, coincidiendo con el final del matadero como se aprecia en el plano y se confirma con el de Pérez Rozas.

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Proyecto de soterramiento del Esgueva y formación de boulevard (actual calle de Miguel Íscar, 9 por Martín Saracíbar, arquitecto, 1862. AMVA CH 390 – 1. El edificio actual se correspondía en ese año con los números 13 y 15 de la antigua calle Alfareros, lo que permite inferir que la numeración del plano de Pérez Rozas fue modificada con posterioridad.
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Fotografía de la zona del puente del Rastro sobre el Esgueva (en proceso de soterramiento), con motivo de la inauguración el 29 de septiembre de 1877 de la estatua de Cervantes, frente a la casa museo del mismo (conservada en la actualidad la casa y la estatua trasladada a la Plaza de la Universidad). A la izquierda el edificio del Matadero y las traseras de las casas de la entonces calle de Alfareros, hoy Claudio Moyano. Al fondo se identifica la espadaña y cubierta de la iglesia del convento de San Norberto, derribado por el Ayuntamiento en 1916.
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Detalle del plano correspondiente a la alineación de la calle Alfareros, AMVA C 975 – 2. Se comprueba la numeración antigua, el hecho de que el actual número 20 de Claudio Moyano corresponde con los números 13 y 15 de ese plano, y la línea antigua de fachada, que sea descubierto en las excavaciones arqueológicas.
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Puerta del Campo, en la actual confluencia de las calles Claudio Moyano y Santiago. Foto desde la Plaza de Zorrilla y grabado desde la calle de Santiago. El edificio de la derecha de la foto aun existe y ha sido recientemente rehabilitado.

El citado proyecto de la cubrición del río para este tramo del ramal sur, elaborado como se ha dicho por del arquitecto municipal Martín Saracíbar, planteó cambios sustanciales para la zona denominada del Rastro, afectando a varias manzanas, la entonces calle de Alfareros, que también sufrió un proceso de alineación y rasantes muy complicado y discutido, y la aparición de una nueva calle, en forma de moderno bulevar -el ideal burgués de la época- que iría desde la Plazuela del Campillo de San Andrés y calle nueva de la Victoria hasta la salida de calle Santiago, más allá del arco y del puente del Campo sobre el Esgueva (es decir, desde la Plaza de España hasta la de Zorrilla, la actual calle de Miguel Iscar). Para encauzar el río se utilizó parte del material pétreo procedente del desmantelamiento del Puente del Rastro, que se situaba muy próximo al inmueble anterior, el reflejado en los planos hasta 1879. Entre 1862 y 1864 se produjo la enajenación de los terrenos y parece que la obra estaba finalizada en 1877, ya que en ese año contamos con un expediente municipal (AMVA CH 346-48) titulado “Expediente incoado para enajenar en pública subasta terrenos sobrantes de la vía pública en plazuela del Rastro, resultantes del encauzamiento del río Esgueva exterior y de la desaparición del matadero”.

El aspecto de esta zona fue totalmente diferente tras la desaparición del Esgueva y del Puente del Rastro. La creación de una nueva zona urbana propició la construcción de nuevas edificaciones como es el caso del edificio objeto de nuestro estudio.

El edifico que nos ocupa, parece derivar de dos casas anteriores, números 26 y 28 ya existentes en el plano de Pérez Rozas, y así nombradas aun en el proyecto de remodelación en 1916, realizado por el prestigioso arquitecto Manuel Cuadrillero Sáez (AMVA que afectó a la fachada, a la cubierta puesto que se eliminó la terraza superior y se instaló una a dos aguas, y a la galería de la parte trasera, mirando al Esgueva.

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Aspecto del Puente del Rastro en torno a los años sesenta del siglo XIX. Nuestro edificio estaría justo a partir del borde derecho de la imagen. Al fondo, la plaza de Zorrilla, el antiguo edificio de la Academia de Caballería y la espadaña de la antigua iglesia de San Ildefonso.
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Calle de Miguel Íscar a finales del siglo XIX, recién soterrado el Esgueva, y aun sin la consolidación de la actual calle del Licenciado Vidriera.

En la escritura de extinción de servidumbre que obra en nuestro poder del año 1915, Doña Julia Alcalde Varela propietaria de la casa número 9 provisional de la calle de Miguel Íscar (actual nº 13 hoy sustituida por una construcción moderna) trasera con las casas 26 y 28 de Claudio Moyano propiedad de su sobrino D. Eusebio-Clariso Diez Alcalde, llegan a diversos acuerdos de servidumbre. Se refieren al mantenimiento de la servidumbre para el desagüe de aguas fecales así como de “un manantial” que se dice existe en las casas de Claudio Moyano (antigua calle de Alfareros) de modo que se conectan y desaguan a través del edificio citado de Miguel Iscar, y de este al rio Esgueva, que soterrado bajo la calle actuaba como gran cloaca. Además, se suprimen determinadas servidumbres de vistas desde las casas de Claudio Moyano hacia la trasera de la de Miguel Íscar y a cambio se permite aumentar el fondo edificable de la primera. Para ello, el propietario de las casas (ya estaban constituidas en una sola, con un único núcleo de escaleras según se describe en dicha escritura) de Claudio Moyano a realizar a su costa una nueva tapia divisoria del fondo de ambos solares, tapia que aún se conserva en la actualidad.

En el Archivo Municipal de Valladolid, se conservan al menos dos expedientes relativos a la casa en cuestión.

El más antiguo de los, hasta ahora, encontrados (AMVA, CH 403 – 138, 3 1 3 5 Licencias de obras menores, signatura antigua 770) se titula “Licencia al maestro de obras Julián Palacios para sustituir unas rejas por antepechos de hierro en ventanas de planta baja de la casa número 26 de calle Alfareros (actual calle Claudio Moyano), propiedad de Dionisio Alcalde”, evidencia por su apellido ser el padre y abuelo respectivamente de los dos mencionados en la citada escritura de servidumbres, y además se comprueba que Dionisio Alcalde Prieto era también propietario de la casa citada de la calle de Miguel Íscar, siendo uno de los agentes comerciales inmobiliarios de la burguesía vallisoletana beneficiados por las subastas municipales de los terrenos liberados por el soterramiento del ramal del río Esgueva en la zona del Rastro (Domínguez Burrieza, F.J., El Valladolid de los Ortiz de Urbina, Valladolid 2010: 95). En todo caso, la reforma de rejas de fachada, fechada en 1884, se hacía sobre la casa nº 26, y no la nº 28, lo que demuestra que nos encontramos ante un estado anterior al edificio ya unificado que describe detenidamente la escritura mencionada de 1915.

Parece posible que, por lo tanto, entre esa fecha y el proyecto de ampliación de 1916, se llevaran a cabo obras para unificar las dos casas originales en una sola, con una sola escalera y distribución. La citada escritura de 1915 describe así la casa en esa fecha:

“UNA CASA, que antes fueran dos, sita en el casco de esta ciudad y su calle de Claudio Moyano -antes de Alfareros- señalada con los números veinte y seis y veinte y ocho modernos… Consta de planta baja con bodega en parte del subsuelo de ella; portal de entrada y escalera que da acceso a todos los pisos; planta entresuelo, principal y segundo, con habitaciones o cuartos para dos inquilinos cada una; sotabanco para otro inquilino y otra habitación para el portero, con desvanes para uso de los que habiten los pisos principal y segundo; está cubierta de tejado y una azotea y tiene, además en la parte accesoria, patio de luces y ventilación.”

A partir de este edificio, el citado Eusebio Diez Alcalde presenta en el Ayuntamiento un proyecto de ampliación y reforma del edificio, (AMVA C 615-08) redactado por el Arquitecto Manuel Cuadrillero Sáenz. Este arquitecto, había nacido en Medina del Campo el 18 de julio de 1881, hijo del maestro municipal de obras Ricardo Cuadrillero Medina. De sólida formación, acaba la carrera en 1906 y a lo largo de su vida profesional construirá y reformará numerosos edificios en Valladolid, Madrid, Sevilla y otras ciudades españolas, algunos de ellos realmente notables (sobre su obra en Valladolid, véase Virgili Blanquet, Desarrollo urbanístico y arquitectónico de Valladolid (1851-1936). Valladolid, 1979: 373). Sabemos también que ya en 1907 había conseguido por oposición el puesto de arquitecto de Hacienda (AAVV, 105 años del Cuerpo de Arquitectos de la Hacienda Pública: (1906-2011) Madrid, Ministerio de Economía y Hacienda, Centro de Publicaciones, 2011), lo que hace suponer que sería titulado en la Escuela de Arquitectura de Madrid hacia 1880. Con todo, su arquitectura abarca en Valladolid al menos hasta los años 30 del siglo XX, como por ejemplo el edificio esquina de Plaza Mayor y calle Santiago de 1934. Su estilo arquitectónico comienza con un modernismo muy vinculado a movimientos entonces en boga en Europa como el Art Nouveau o el propio modernismo catalán en España, y fue evolucionando hacia formas mas abstractas y puristas aunque sin entrar en el grupo de arquitectos que introdujeron ya la arquitectura moderna en el Valladolid de los años treinta.

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Memoria del proyecto de ampliación de la casa del arquitecto Manuel Cuadrillero de 1916.
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Proyecto de ampliación de la casa del arquitecto Manuel Cuadrillero de 1916.
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Proyecto Original de 1916

La reforma de la casa que nos ocupa, se refiere, según los planos existentes en el AMVA y la memoria del proyecto, fechado el 15 de febrero de 1916, consistía en aumentar el fondo de la edificación y elevar una planta completa al edificio, además de introducir un pequeño patio central derivado posiblemente del aumento de fondo total del edificio. Todo ello, coherente con el trueque de servidumbres y aumento de fondo que el propietario había pactado con su tía y que consta en la escritura de 1915.

Se menciona, por ejemplo que “la construcción que se a (sic) de emplear consistirá en fábrica de ladrillo en la fachada y paredes del patio central así como el muro del fondo anterior a la galería y los que conforman los patios de atrás serán entramados de madera y rellenos de ladrillo y yeso”.

Además se añade “como remate de fachada se amplía éste con un pretil de fábrica de ladrillo que sirve a la vez que de elemento decorativo para evitar su caída cuando trabajan sobre cubierta los obreros”.

Se aclara que “con objeto de mejorar las condiciones higiénicas del edificio se proyecta un pequeño patio de ventilación al centro y otros dos al frente de las galerías y la caja de la escalera…”

Se menciona también la nueva decoración de la totalidad de la fachada con elementos ornamentales de yeso de marcado carácter modernista, que revestirían y darían un importante cambio de imagen la fachada más sencilla de las dos casas originales más antiguas, impactando seguramente en el estilo más conservador de la arquitectura vallisoletana del momento.

De aquella época serán seguramente los miradores de madera de estilo modernista marcados en amarillo en el plano, y el cerramiento de los antepechos de los huecos de los locales de planta baja para convertirlos en viviendas.

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